LOS MANDARINES


MIS FRASES FAVORITAS de 

"LOS MANDARINES

de SIMONE DEBEAUVOIR

por Fernando G. Mancha


 ... no hay que dejar la política a los políticos.

- Durante cuatro años había sido una máquina; ahora, ante todo, quería volver a ser un hombre.

- Dios se convirtió en una idea abstracta en el fondo del cielo y cierta noche la borré.

- La muerte no entraba en sus planes.

- Los muertos están muertos; para ellos no hay problemas; pero nosotros, los vivos, después de esta noche de fiesta, vamos a despertarnos, y entonces, ¿qué haremos para vivir?

- Vivir era esperar la muerte durante cuarenta o sesenta años pataleando en el vacío.

- Robert no me liberó a fuerza de teorías: me demostró que la vida se bastaba viviendo. La muerte le importaba un rábano.

- ... a menudo son necedades las que separan a la gente de su dicha...

- ... no hay tanta distancia entre los vivos y los muertos..

- ... escuchaba muy bien, se notaba que las palabras hacían un largo camino en su interior...

- Lo que me impresionó la primera vez que la vi, fue su manera de callar.

- En resumen, soy libre de hacer lo que tú quieres -dijo con voz irónica.

- Cuando escribía se sentía instalado en la eternidad.

- Divirtámonos mientras nos quede carne sobre los huesos.

- ...ni yo mismo tengo una idea hecha sobre mi persona.

- A mí, vivir me mata...

- Vivir es morir un poco...

- Vivimos todos en el mismo planeta, nacemos de un vientre y alimentaremos a los gusanos; todos tenemos la misma historia.

- Si usted estuviera seguro de que una cierta verdad puede traer consecuencias funestas, ¿la diría?

- ... deberías mostrarnos las cosas amables que hay en este mundo. Y hacerlo un poco más habitable escribiendo buenos libros. Me parece que ése es el papel de la literatura.

- En cuanto uno hace algo correcto, en lugar de adquirir derechos adquiere deberes.

- ... conservaba todavía el brillo terco de las estrellas muertas.

- Sobrevivir, habitar del otro lado de la vida de uno mismo...

- Por supuesto, si no opinas como ellos dicen que estás equivocado.

- ¿Sabes?, no tenemos más misión que la que nos imponemos.

- En mi infancia una maestra me parecía un personaje mucho más importante que una duquesa o un millonario, y esa jerarquía no se había modificado.

- Tal vez haya que aprender a vivir a regañadientes.

- Las cosas que nos pasan o las que hacemos, al fin y al cabo, no tienen tanta importancia...

- A su lado todo parecía importante, vivir parecía un gran privilegio y se vivía el doble.

- ... la Tierra giraba alrededor del sol que le estaba asignado indiferente a su carga de viajeros sin destino.

- Alguien ha dicho que nunca son indiscretas las preguntas sino las respuestas; no está obligado a contestarme.

- En esa época lo que contaba era el valor humano, no el dinero.

- Mi experiencia (...) me ha enseñado que el curso de los acontecimientos siempre puede ser desviado por la intervención de un factor oportuno en el momento oportuno.

- No soy responsable de lo que él haya dicho.

- ... no se podía ver a través de la máscara aun cuando uno sabía que había tras ella.

- ... entre las palabras que uno se dice a sí mismo a las que uno pronuncia en voz alta media un abismo.

- ... reconocer sus faltas era hábil, era la mejor manera de minimizarlas.

- Uno termina por olvidar que existen otras cosas sobre la Tierra (..). Cosas que se llaman belleza, poesía, verdad. A nadie le importa eso ya.

- Para saber quién eres y lo que quieres hacer, tienes que decidir cómo vas a situarte en el mundo.

- Nada cambia nunca.

- No tengo elección. - Siempre se tiene una elección.

- Nada es insignificante.

- Si no puedes soportar la verdad, no me obligues a decírtela.

- ... se sintió casi intimidado por el espesor del silencio.

- En ese mismo momento en todos los rincones de la tierra había hombres explotados, hambrientos, asesinados.

- ... yo no conocía más reglas que mis caprichos.

- De pies a cabeza sus manos me aprendían de memoria.

- Las cosas nunca tiene tanta importancia; cambian, terminan, y a fin de cuentas todo el mundo muere: eso lo arregla todo.

- Siempre pagamos por nuestras culpas.

- La verdad es que ni las injurias ni los elogios probaban nada.

-... uno empieza a hacerse preguntas ociosas: "¿Quién soy exactamente? ¿Qué valgo?"

- El éxito tiene algo de repugnante (...) Uno nunca está contento. Los fracasos tampoco son agradables.

- Cuando ya las palabras no tienen sentido, lo único que queda por hacer es golpear.

- ... la amistad es precaria como la vida.

- ... las palabras son peligrosas...

- ... quise llamarle, hablarle. Pero mi voz se quebró contra mis dientes.

- Le parecía que acababan de lanzar sobre su pecho un ejército de hormigas rojas.

- Evidentemente, una no es una intrusa cuando entra a su propia vida.

- Prefiero sufrir a muerte -me dije-, que arrojar al viento, riendo, las cenizas de mi pasado.

- El sol de Sicilia tostaba mi piel, pero dentro de mí siempre hacía frío.

- ... a ninguno de ellos les gustaba la intimidad con el papel en blanco.

- Cuando uno triunfa tiene un montón de problemas, pero también los tiene cuando no triunfa.

- A través del océano, los brazos más cariñosos resultan fríos.

- ¿Cómo semejante amor ha podido convertirse en humo?

- ¡Es increíble la cantidad de lágrimas que pueden contener los ojos de una mujer!

- Es triste envejecer.

- Eso ocurre en cuanto uno se mete a escribir -dijo Henri- Todo el mundo tiene derecho a escupir sobre uno.

- El hombre no merece que uno se interese por él.

- Evidentemente, comparada a la idea, la realidad siempre es pobre.

- Siempre es un poco terrible una partida, ¿no?

- No se detiene una guerra con palabras.

- ¿Sabes?, las personas que sueñan con el paraíso, cuando los ponen entre la espada y la pared ya no están tan deseosos de irse.

- ... decían que había que volver a empezar, que uno siempre vuelve a empezar, que no se puede hacer otra cosa.