LA VIDA INVISIBLE


MIS FRASES FAVORITAS de 

"LA VIDA INVISIBLE

de JUAN MANUEL DE PRADA

por Fernando G. Mancha



- … un laberinto más hondo e intrincado que la mera locura, un laberinto donde no había escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que le vedasen el paso.

- Hay una vida invisible, subterránea como un venero, por debajo de esta vida que creemos única e invulnerable.

- … a Laura, que tenía ese aspecto derrengado y fúnebre de los maniquíes que han sido apartados del escaparate y arrumbados en la trastienda de unos grandes almacenes.

- La noche se estrellaba en el parabrisas, velocísima y escoltada de farolas.

- Todas las ciudades reservan un secreto, me dijiste. Sólo hay que saber buscarlo.

- … esa misma mirada que parecía venir desde muy lejos.

- … el televisor (…) un ojo sin párpado…

- … la infancia es –como quería Rilke- la patria del hombre…

- El silencio se paseaba por la casa, descalzo y de puntillas.

- … un transeunte con aire de perro sin amo…

- … un mordisco de noche se arrojó sobre ellas.

- Por un segundo, me sentí como un vagón desenganchado de la vida, herrumbroso y abandonado a la intemperie en mitad de un desierto.

- … la incertidumbre es nuestro estado crónico.

- El arte es una forma de vida superior.

- … el amor tiene un ingrediente de entontecimiento.

- … porque no hay pecado, ni siquiera por omisión, que no arrastre su penitencia…

- … un viaje al corazón de las tinieblas [Conrad]…

- … cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en el que el hombre sabe para siempre quién es.

- ¿Puede un hombre dormirse siendo una persona y despertarse siendo una persona antípoda?

- … leerlo en los renglones anodinos en los que está escrita la vida.

- Aquella infancia funámbula en los alambres de la necesidad…

- Son increíbles los mecanismos de defensa que ingeniamos para esconder nuestros trapos sucios.

- … la acompañó a aquel viaje al fondo de la noche.

- … la mirada azul, que parecía venir desde muy lejos, desde más allá de las telarañas de la locura.

- Dentro de nosotros hay una parte que desea morir.

- Las palabras nos comprometen más que las acciones o el mero silencio, de modo que callé.

- La vida, ese jardín de los senderos que se bifurcan…

- Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño y le dieran una flor como prueba de que había estado ahí; y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿Entonces qué?

- Schopenhauer se preciaba de no malgastar su tiempo en un libro con menos de cincuenta años de antigüedad.

- Lo peor que le puede ocurrir a un escritor es que se duerma en los laureles de las lisonjas.

- La luz del ventanal afilaba su perfil y clareaba sus ojos de lento otoño.

- ... la transgresión es el motor de su arte.

- ... y paseamos por sus calles, que se iban desnudando de gente...

- Por aquellos ojos de un azul indemne miraba la muerte... 

- ... aquellos parajes donde la ciudad se manchaba de hollín y herrumbre. 

- Y es que los hombres no necesitan tanto la esperanza como el miedo para sentirse vivos.

- ... un remoto dios que, según experiencia propia, padecía de sordera.

- Nuestros actos (...) reverberan sobre el futuro.

- ... bombeando una sangre espesa como el alquitrán.

- ... la noche volcaba su vómito a lo lejos.

- ... una voz que venía de muy lejos, quizás del país de la locura.

- ... Burkett seguía asfaltándose los pulmones, fumando un cigarrillo tras otro...

- Era un viento antiguo, como escapado de una tragedia griega...

- ... no parecía que hubiese tela suficiente en el mundo para tapizarle la barriga.

- Las cosas se hacen bien o no se hacen...

- ... el azar, esa cinta atrapamoscas...

- Siempre se recuerda en beneficio propio, la memoria altera nuestras percepciones, las envuelve e una bruma de datos sensoriales deformados, moldeados a nuestro antojo y provecho.

- Es el deseo de aniquilarnos; el deseo de probar lo que nos perjudica, violentando el raciocinio, la pura conveniencia. Consuélate pensando que lo padecen todos los hombres. Unos logran dominarlo y otros no, simplemente.

- ... se hizo un silencio denso e inmóvil como un yacimiento de antracita...

- ... porque al creador lo que hoy le complace mañana le desagrada, casi le ofende con su imperfección.

- ... aparecía como una belleza inconsciente de sí misma, huida de sí misma, desamparada de sí misma.

- ... muy al fondo de sus ojos peregrinos en los pasadizos de la locura, aún alentaba un rescoldo de belleza.

- ... la elucidación del misterio es siempre mucho más banal que el misterio mismo...

- ... en uno de esos raros casos de simbiosis en que organismos rivales se fortalecen entre sí antes de despedazarse.

- ... los secretos vericuetos de la vida invisible, como el itinerario subterráneo de los topos, acaban aflorando a la superficie.

- ... la noche se coló como un ladrón descalzo por las ventanas del apartamento.

- ... el dolor cristaliza y se enquista, es un azogue siempre insatisfecho que lanza mordiscos a ciegas, mordiscos que nunca obtienen la recompensa de la saciedad.

- No aspiraba (...) a contemplar en vida el paraíso; me bastaba con poder contemplar sin vergüenza mi rostro reflejado en un espejo.

- ... un coloquio que quizá era una mera colisión de soliloquios.

- ... sentí algo semejante a un corrimiento de tierras en mi interior...

- ... la dueña de la pensión había fregoteado a conciencia el lugar, con esa dedicación escrupulosa del asesino que borra los indicios de un crimen.

- Tirando del hilo se llega al ovillo.

- ... porque los animales enjaulados terminan olvidando los itinerarios del bosque.

- Con esa paciencia que sólo poseen quienes han iniciado una travesía sin rumbo por las tinieblas del alma... 

- ... pero en su gesto derrumbado había una antigüedad de milenios que se remontaba hasta Adán, o quizá hasta el mismísimo Dios.

- Yo diría, incluso, que los actos incomprensibles son precisamente los más humanos.

- Tenía esa belleza amarga de los que prefieren sonreír, aún cuando los corrompe la tristeza.

- ... mientras estás en la cumbre del éxito, la gente te adora; luego las cosas cambian.

- ... haciéndome sentir como un insignificante náufrago ante un inmenso océano de probabilidades que se multiplican en progresión geométrica hasta aturdirme.

- ¿Quién puede poner freno a la imaginación?

- A veces, para salvarse, hay que destruirse.