VIAJE AL FIN DE LA NOCHE


MIS FRASES FAVORITAS de 

"VIAJE AL FIN DE LA NOCHE

de LOUIS-FERDINAND CÉLINE

por Fernando G. Mancha


- Arthur, el amor es el infinito puesto al alcance de los caniches. 

- En resumen, no había quien entendiera la guerra. 

- Nunca me había sentido tan inútil como entre todas aquellas balas... 

- Es que aún no conocía a los hombres. No volveré a creer nunca lo que dicen, lo que piensan. 

- La gran derrota, en todo, es olvidar. 

- Para que el cerebro de un idiota se ponga en movimiento, tienen que ocurrirle muchas cosas y muy crueles. 

- Yo no veo lo que se dice nada... - Está negro como un culo. 

- Los gatos demasiado amenazados por el fuego acaban por fuerza yendo a arrojarse al agua. 

- Un terciopelo vivo, aquella época de paz... 

- En ese oficio de dejarse matar, no hay que ser exigente, hay que hacer como si la vida siguiera, eso es lo más duro, esa mentira. 

- Invocar la posteridad es hacer un discurso a los gusanos. 

- La mayoría de la gente no muere hasta el último momento; otros empiezan veinte años antes y a veces más. Son los desgraciados de la tierra. 

- Es que, aquí donde me ves, yo no tengo ganas de matar a nadie, no he aprendido... 

- Mentir, follar, morir. 

- Lo mejor que puedes hacer, verdad, cuando estás en este mundo, es salir de él. 

- Todo lo interesante ocurre a la sombra, no cabe duda. No se sabe nada de la historia auténtica de los hombres. 

- ... os aviso, cuando a los grandes de este mundo les da por amaros, es que van a convertiros en carne de cañón... 

- Al fin y al cabo, ¿por qué no habría de haber tanto arte posible en la fealdad como en la belleza? Es un género que cultivar, nada más. 

- Por lo demás, tarde o temprano tiene que ocurrir, que te clasifiquen. 

- Su pelirroja y perversa melena (la piel hacía juego) se veía recorrida al tiempo por ondas sorprendentes que me llegaban en vibraciones derechas hacia el perineo. 

- Tal vez lo que más se necesite para salir de un apuro en la vida sea el miedo. 

- No hay vanidad inteligente. Es un instinto. Tampoco hay hombre que no sea ante todo vanidoso. 

- Cualquier cosa, en materia de vanidad, es mejor que nada. 

- Bajo la guillotina, mi madre habría sido capaz de reñirme por haber olvidado la bufanda. 

- La verdad es que sería una muerte muy tonta, me dije, como la de todo el mundo, vamos. Confiar en lo hombres es ya dejarse matar un poco. 

- Casi todos los deseos del pobre están castigados con la cárcel. 

- Una vida interior intensa se basta a sí misma y podría fundir veinte años de hielo. 

- La belleza es como el alcohol o el confort, te acostumbras a ella y dejas de prestarle atención. 

- El viajero solitario es el que llega más lejos... 

- Haces exactamente lo que deseas hacer, ¿no, Ferdinand? Eso es lo importante... Lo único que cuenta... 

- Ya no te quedan ganas de hacer gran cosa y se acabó. A fuerza de hacer economías en todo, por todo, se te han pasado todos los deseos. 

- A medida que te quedas en un sitio, las cosas y las personas se van destapando, pudriéndose, y se ponen a apestar a propósito para ti. 

- Tal vez nos equivoquemos siempre, a la hora de juzgar el corazón de los demás. 

- Ser viejo es no encontrar ya un papel vehementemente que desempeñar, es caer en un eterno e insípido "día sin función", donde ya sólo se espera la muerte. 

- Llega un momento en que estás completamente solo, cuando has alcanzado el fin de todo lo que te puede suceder. 

- Está más que demostrado. Y desde hace tantos siglos que podemos observar nuestros animales nacer, penar y cascar ante nosotros, sin que les haya ocurrido, tampoco a ellos nada extraordinario nunca, salvo reanudar sin cesar el mismo fracaso insípido donde tantos otros animales lo habían dejado. Sin embargo, deberíamos haber comprendido lo que ocurría. Oleadas incesantes de seres inútiles vienen desde el fondo de los tiempos a morir sin cesar ante nosotros y, sin embargo, seguimos ahí, esperando cosas... Ni siquiera para pensar la muerte servimos. 

- La vida es eso, un cabo de luz que acaba en la noche. 

- Por viejas que sean las cosas, por gastadas que estén, encuentran aún, no se sabe cómo, fuerzas para envejecer. 

- Corría su corazón, no había duda, detrás de sus costillas, encerrado, corría tras la vida, a tirones, pero en vano saltaba, no iba a alcanzarla. 

- Goce y felicidad ante todo. 

- Te abruma el tema de tu vida entera, cuando vives solo. 

- Estar solo es arrastrarse a la muerte.

- Solo hay una libertad, te lo digo yo, una sola. Ver claro, en primer lugar, y después estar forrado de pasta, ¡lo demás son cuentos!... 

- Para él la eternidad, pues, y para mí la inmediatez. 

- ¡Mire cómo me adapto yo, Ferdinand! (...) ¿Que mañana la Tierra se pone a girar en sentido contrario? Bueno, pues, ¡yo me adaptaré, Ferdinand! 

- ¡Nada es más grave que la convicción exagerada! 

- ... nos habíamos hecho muy amigos en seguida, yo nunca le contrariaba,... 

- Recuerde bien esto, Ferdinand, ¡el comienzo del fin de todo es la desmesura!




2 comentarios:

  1. La sabiduría intemporal que encierra sus pensamientos tan incorrectos como profundos, literarios, filosoficos no dejan lugar a dudas de su maestría, su afilada elocuencia. Bravo aplaudid al muerto vivo en sus palabras

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