"UN VIEJO QUE LEÍA POEMAS DE AMOR"
de LUIS SEPÚLVEDA
por Fernando G. Mancha
"El aire se notaba cada vez más caliente y espeso. Pegajoso, se adhería a la piel como una molesta película, y traía desde la selva el silencio previo a la tormenta. De un momento a otro se abrirían las esclusas del cielo".
"Está juntando odio, pero todavía no reúne el suficiente. Eso lleva tiempo".
"Déme una novela bien triste, con mucho sufrimiento a causa del amor, y con un final feliz".
"... eran capaces de decir palabras que levantaban a un boxeador noqueado".
"... mirando pasar la eternidad verde del río".
"Leía lentamente, juntando las sílabas, murmurándolas a media voz como si las paladeara, y al tener dominada la palabra entera la repetía de un viaje. Luego hacía lo mismo con la frase completa, y de esa manera se apropiaba de los sentimientos e ideas plasmados en la páginas. Cuando un pasaje le agradaba especialmente lo repetía muchas veces, todas las que estimara necesarias para descubrir cuán hermoso podía ser también el lenguaje humano".
"... que sí existieron y continuaban existiendo en los rincones porfiados de la memoria, en los mismos donde se embosca el tábano de la soledad".
"Deseaban verlo, tenerlo, y también deseaban sentir su ausencia, la tristeza de no poder hablarle, y el vuelco jubiloso en el corazón al verle aparecer de nuevo".
"Durante su vida entre los shuar no precisó de novelas de amor para conocerlo",
"Nadie consigue atar un trueno...".
"... en tanto los colonos destrozaban la selva construyendo la obra maestra del hombre civilizado: el desierto".
"Fue el descubrimiento más importante de toda su vida. Sabía leer. Era poseedor del antídoto contra el ponzoñoso veneno de la vejez".
"... a los pocos minutos era imposible ver más allá de un brazo extendido".
"Muchas veces escuchó decir que con los años llega la sabiduría y él esperó, confiando en que tal sabiduría le entregara lo que más deseaba: ser capaz de guiar el rumbo de los recuerdos y no caer en las trampas que éstos tendían a menudo".
"Los hombres maldecían la necedad del gordo con palabras masticadas para que no percibiera la magnitud de los insultos".
"Si no tenemos un punto fijo al que queremos llegar, damos vueltas y vueltas".
"No. Se trata del otro amor. Del que duele".
"... los ojos del miedo pueden verte, de la misma manera como tú ves las luces del amanecer entrando por los resquicios de caña".
"Le habló a la selva recibiendo la única respuesta del aguacero".
"Él quería gritar, pero los roedores del pánico le destrozaban a dentelladas la lengua. Él quería correr, pero las delgadas serpientes voladoras le ataban las piernas".
"... el olor a muerto que muchos hombres emanan sin saberlo".
"... novelas que hablaban del amor con palabras tan hermosas que a veces le hacían olvidar la barbarie humana".
"Está juntando odio, pero todavía no reúne el suficiente. Eso lleva tiempo".
"Déme una novela bien triste, con mucho sufrimiento a causa del amor, y con un final feliz".
"... eran capaces de decir palabras que levantaban a un boxeador noqueado".
"... mirando pasar la eternidad verde del río".
"Leía lentamente, juntando las sílabas, murmurándolas a media voz como si las paladeara, y al tener dominada la palabra entera la repetía de un viaje. Luego hacía lo mismo con la frase completa, y de esa manera se apropiaba de los sentimientos e ideas plasmados en la páginas. Cuando un pasaje le agradaba especialmente lo repetía muchas veces, todas las que estimara necesarias para descubrir cuán hermoso podía ser también el lenguaje humano".
"... que sí existieron y continuaban existiendo en los rincones porfiados de la memoria, en los mismos donde se embosca el tábano de la soledad".
"Deseaban verlo, tenerlo, y también deseaban sentir su ausencia, la tristeza de no poder hablarle, y el vuelco jubiloso en el corazón al verle aparecer de nuevo".
"Durante su vida entre los shuar no precisó de novelas de amor para conocerlo",
"Nadie consigue atar un trueno...".
"... en tanto los colonos destrozaban la selva construyendo la obra maestra del hombre civilizado: el desierto".
"Fue el descubrimiento más importante de toda su vida. Sabía leer. Era poseedor del antídoto contra el ponzoñoso veneno de la vejez".
"... a los pocos minutos era imposible ver más allá de un brazo extendido".
"Muchas veces escuchó decir que con los años llega la sabiduría y él esperó, confiando en que tal sabiduría le entregara lo que más deseaba: ser capaz de guiar el rumbo de los recuerdos y no caer en las trampas que éstos tendían a menudo".
"Los hombres maldecían la necedad del gordo con palabras masticadas para que no percibiera la magnitud de los insultos".
"Si no tenemos un punto fijo al que queremos llegar, damos vueltas y vueltas".
"No. Se trata del otro amor. Del que duele".
"... los ojos del miedo pueden verte, de la misma manera como tú ves las luces del amanecer entrando por los resquicios de caña".
"Le habló a la selva recibiendo la única respuesta del aguacero".
"Él quería gritar, pero los roedores del pánico le destrozaban a dentelladas la lengua. Él quería correr, pero las delgadas serpientes voladoras le ataban las piernas".
"... el olor a muerto que muchos hombres emanan sin saberlo".
"... novelas que hablaban del amor con palabras tan hermosas que a veces le hacían olvidar la barbarie humana".